Apuntes para la discusión de la línea política y la renovación del PRD
1. Los Principios y el Programa del PRD.
Los Principios y el Programa del partido tienen plena vigencia en sus planteamientos generales. En la tarea de su actualización y enriquecimiento serán importantes, sin duda, las aportaciones que se hagan en el marco del Congreso Extraordinario del partido, sin embargo, esta tarea debiera ser hoy una actividad más amplia y abierta de reflexión y análisis vinculada al proceso de discusión rumbo al Constituyente propuesto en la estrategia de la CND.
Creemos que de esta manera debiera plantearse el partido la discusión de estos temas, tomando como base las aportaciones que se harán en el Congreso.
Consideramos, además, que si bien es importante y necesario trabajar en relación con la actualización y enriquecimiento de nuestros Principios y Programa, lo fundamental para que en esta etapa el PRD cumpla adecuadamente el papel que le corresponde no está en la posible modificación de estos documentos sino en la definición acertada de su línea política y en la solución de la aguda crisis interna por la que atraviesa.
2. Las nuevas condiciones en la lucha por la revolución democrática.
El fraude perpetrado por la derecha en el pasado proceso electoral del 2 de julio ha provocado una profunda crisis política en el país. Los hechos que culminaron con el rompimiento del orden constitucional y el atropellamiento de la voluntad popular, son los síntomas acentuados de la descomposición del régimen iniciada en la década pasada cuando se convirtió al gobierno en un mero instrumento al servicio de una minoría.
Esto significa un quiebre en el proceso hacia la democratización de la vida pública en el país y lo coloca en una frágil y delicada condición al “bloquearse” nuevamente la vía electoral como medio para que la sociedad decida libremente qué proyecto de país desea y quién debe ocupar la presidencia de la República.
La profundidad del daño causado a la sociedad, el grave deterioro de las instituciones y la clara decisión de la derecha (particularmente del grupo que ha gobernado de facto el país durante las últimas décadas) de mantener a toda costa su proyecto y sus privilegios, hacen evidente la necesidad de llevar a cabo una profunda transformación de las instituciones y la destrucción de la red de intereses y complicidades entre los hombres de negocios vinculados al poder, especuladores, traficantes de influencias y políticos corruptos, como única posibilidad para impedir un mayor retroceso político, económico y social, y para rescatar y continuar la democratización de nuestra sociedad.
3. La estrategia de la derecha para el desarrollo de su proyecto.
A quienes violentaron el orden constitucional no les importa el destino del país ni la suerte de la mayoría de los mexicanos en tanto estén salvaguardados sus intereses y puedan mantener sus privilegios. Su ambición y su hipocresía no tienen límites.
Llevar adelante los cambios que requiere el proyecto neoliberal en el país (delineados en su llamado “Proyecto 20 – 30), es la tarea fundamental de Calderón como compromiso con quienes lo llevaron ilegal e ilegítimamente a la presidencia de la República.
El camino escogido por la derecha para llevar a cabo su proyecto es el del autoritarismo. Y les queda claro que no tienen otra opción, saben que los intentos por legitimar a su presidente espurio, dentro y fuera del país, no serán suficientes y por ello pretenden con el uso faccioso de los programas sociales, el control de los medios de comunicación y la utilización ilegal del aparato militar, entre otras medidas, socavar y aniquilar las luchas de resistencia y por la transformación del país.
Pero Calderón no sólo enfrenta grandes dificultades en el terreno político, también las tiene en el terreno económico financiero, pues para obtener los recursos públicos necesarios para el desarrollo de sus políticas “sociales” y al mismo tiempo mantener la acumulación de la riqueza en manos de quienes son los principales beneficiarios de la usurpación, necesita concretar sus llamadas “reformas estructurales” y otras medidas que atentan contra el patrimonio de la nación.
Sin embargo, más complejo aún que lo anterior es el escenario creado por el rumbo que se ha dado a la “lucha contra el narcotráfico”, pues no sólo ha colocado en un alto grado vulnerabilidad las garantías individuales de los habitantes de las zonas en las que se llevan a cabo los operativos y a instituciones como el propio ejército sino que, además, entre más se constata la incapacidad y el desacierto más se avanza en poner en riesgo nuestra soberanía.
4. El reto de las izquierdas.
Hoy la izquierda tiene en sus manos la posibilidad de impedir que la derecha continúe imponiendo su proyecto neoliberal y al mismo tiempo la posibilidad de impulsar profundas transformaciones políticas y sociales en el país. Hacer realidad esta posibilidad depende de su capacidad para actuar unificadamente y de utilizar una estrategia acertada.
La ruta que ha tomado la derecha puede ser, para ellos mismos, un callejón sin salida, y puede llevar al país a una grave situación de confrontación violenta. Si la izquierda actúa acertadamente puede dar al país una salida hacia la democracia y con un proyecto de desarrollo alternativo, en caso contrario, puede voluntaria o involuntariamente abrirle a la derecha el resquicio para legitimar a Calderón y contribuir a un mayor retroceso político y social.
Decir que hoy la izquierda tiene esta gran oportunidad no es una cuestión retórica, se trata de hechos, de una cuestión tangible y de una responsabilidad que debiera asumirse plenamente. Las debilidades de Calderón por un lado, y la existencia de millones de mexicanos que no sólo rechazan la imposición y la forma en la que se está gobernando el país sino que, además, están dispuestos a participar en cambiar esta realidad, por otro, son dos factores fundamentales a considerar en el diseño de una estrategia desde la izquierda.
Llevar a cabo las tareas del movimiento de resistencia y por la fundación de una nueva República en esta etapa supone también la tarea de la “reconstitución” de la izquierda si apostamos a que las transformaciones que se impulsen estén claramente orientadas hacia el desarrollo de un proyecto con esta orientación política en el país
5. Nueva estrategia.
Lo primero a considerar por quienes seguíamos una estrategia basada principalmente en la lucha electoral y, por consiguiente, en la idea de arribar por esta vía a la conducción del país para desde allí impulsar un proyecto alternativo de nación, es la necesidad de un cambio en la estrategia a partir de lo ocurrido antes, durante y después del 2 de julio.
La nueva situación política impone llevar a cabo una profunda transformación de las instituciones, terminar con la red de corrupción y complicidades entre quienes han usurpado el gobierno del país y fundar sobre estas bases una nueva República, como condición para que los mexicanos podamos acudir a un nuevo proceso electoral que tenga el propósito de elegir a quien deba ocupar la presidencia del país.
Dicho de otra manera, hoy la estrategia de la izquierda debe tener como objetivo principal lograr los cambios fundamentales que requiere la nación a través de una vía distinta a la del impulso de los cambios a partir de ganar la presidencia de la República. Para tener éxito, esta nueva estrategia debe entonces basarse, principalmente, en el ejercicio de la soberanía popular.
6. La CND, el principal instrumento.
La Convención Nacional Democrática es hoy el referente en torno al cual se están aglutinando la mayoría de los ciudadanos, organismos políticos, organizaciones civiles y sociales interesados y dispuestos a participar en la realización de un cambio verdadero en nuestro país. El movimiento político social que en su momento luchó contra el desafuero, impulsó la candidatura de AMLO a la presidencia y ha llevado a cabo las grandes acciones en la lucha de la resistencia, hoy va cobrando forma en la CND. Por su composición y sus definiciones, la CND se perfila como el principal instrumento para impulsar la transformación profunda de las instituciones y la fundación de una nueva República.
La estrategia general y el programa planteados por la CND contienen elementos fundamentales que pueden ser la base para lograr la unidad de acción con otros sectores de la izquierda y para atraer a este movimiento a otros sectores inconformes del priísmo y sectores progresistas de la sociedad en general.
Para el logro de su principal objetivo es indispensable que el movimiento no sólo en sus definiciones, sino principalmente en sus acciones, se mantenga con absoluta firmeza en la posición y en el terreno de la lucha política en el que se ha ubicado, es decir, como un movimiento de resistencia civil pacífica y un movimiento no legitimador. La promoción de la confrontación violenta o de la negociación con la derecha significarían hoy pasos en falso y una posible derrota en nuestra lucha.
7. Los ejes de trabajo en la etapa actual.
En la organización y ampliación del movimiento de resistencia y por la fundación de una nueva República debe ponerse el énfasis en las tareas de la etapa actual. Organizar y ampliar la voluntad de cambio expresada el 2 de julio, es uno de los principales logros que el propio movimiento debe alcanzar en los próximos meses para que ésta pueda, más adelante, expresarse nuevamente a través de una acción o una serie de acciones dentro del marco de la resistencia civil pacífica para impulsar en definitiva una transformación profunda de las instituciones.
Evitar que la derecha provoque un mayor retroceso político y social o una mayor degradación de la sociedad, es también un eje de las acciones que debe desarrollar el movimiento. Está visto en los primeros meses de ejercicio del gobierno espurio que en esto no hay tregua alguna, represión y militarización, alza de precios, reprivatización de carreteras, violación de derechos humanos, restricción de libertades constitucionales, impunidad, reforma a la ley del ISSSTE, entre muchas otras medidas, son clara muestra de ello.
Trabajar en la prefiguración de los cambios hacia un proyecto alternativo de nación, ya sea a través del desarrollo de proyectos autogestivos, la aplicación de políticas públicas a través de gobiernos estatales o municipales, presentando iniciativas ante el Congreso Federal o los Congresos Estatales, o mediante la elaboración de propuestas en espacios de discusión y análisis, es otro de los grandes ejes de las acciones que debemos impulsar en estos momentos.
8. Los frentes y las formas de lucha del movimiento de resistencia y por la fundación de una nueva República.
La estrategia de la CND, ubicada en el campo de la resistencia civil pacífica, implica la combinación de diversas formas de lucha desde diversos frentes de acción. Reconocer con claridad a que actores les corresponde utilizar una u otra forma de lucha y los frentes desde los cuáles utilizarlas es una cuestión fundamental.
El movimiento que toma forma en la CND camina con tres pies: el Gobierno Legítimo; los partidos; y las organizaciones civiles y sociales de todo tipo y los ciudadanos no organizados. El riesgo de que el movimiento sufra un tropiezo aumenta en la medida en la que sus tres pies no actúen en forma coordinada y articulada.
Las formas de lucha en el campo de la resistencia civil pacífica pueden ser tan amplias como la imaginación de quienes las lleven a cabo, y habrá que desarrollarlas desde los espacios institucionales que aún pueden ser utilizados por el movimiento y desde cualquier otro espacio desde el cual sea posible ejercer las libertades políticas plasmadas en nuestra constitución.
Así, en una elemental “asignación” de espacios o campos de actuación, a los representantes populares y representantes de los partidos políticos debe corresponder el desarrollo de acciones en los espacios parlamentarios y en buena parte de los espacios electorales; al Gobierno Legítimo correspondería actuar fuera del ámbito institucional, a partir de su propio espacio, construido sobre la base del reconocimiento que de él hacen millones de ciudadanos; a la sociedad organizada fuera y dentro de los partidos políticos correspondería, en cualquier campo, institucional o no llevar a cabo las acciones que se sustenten en el ejercicio de su derecho a la libre expresión, ya sea en asociación o en forma individual; a quienes ejercen cargos en los gobiernos estatales o municipales, correspondería actuar desde el espacio institucional de la administración pública.
A todos los actores, desde sus espacios, correspondería llevar a cabo acciones para la organización del movimiento; acciones para impedir mayores retrocesos; y acciones que prefiguren las transformaciones que pretendemos impulsar y para el desarrollo de un proyecto alternativo de nación.
Toda acción del movimiento, impulsada por cualquier actor y desde cualquier campo, debe ser esencialmente una acción reivindicatoria de nuestro legítimo derecho a impedir una mayor degradación de nuestra sociedad y al mismo tiempo de nuestro legítimo derecho a transformarla profundamente.
Dar otro sentido a las acciones o disociarlas de la realidad que da origen a nuestra lucha en esta etapa, o de la realidad del momento en que se realizan puede llevar a cometer graves errores. Ejemplos de ello son: la aprobación de la llamada Ley para la Reforma del Estado; o los contenidos en las campañas electorales, entre otros.
9. Construcción de un poder paralelo, un nuevo poder.
El desarrollo de las tareas de organización y de las acciones políticas del movimiento debe ser al mismo tiempo un proceso de construcción de poder real, de un poder basado en la generación y/o fortalecimiento de una conciencia ciudadana para ejercer organizadamente su derecho a participar en forma directa en la transformación de su realidad. El impulso y la fuerza para lograr los cambios profundos que requiere nuestro país sólo pueden venir “desde abajo”.
En la acción conciente y organizada de la gente está la posibilidad no sólo de frenar la degradación del país y de impulsar el cambio verdadero, sino también para desarrollar un nuevo proyecto de nación.
El movimiento requiere de esta base como su soporte principal pero es necesario trabajar para que éste alcance su expresión organizada más avanzada: la articulación de las acciones de todos los actores en todos los espacios.
Esta articulación supone capacidad organizativa pero también unidad política, es decir, implica compartir objetivos y estrategia. Lograr esta articulación es indispensable para que el movimiento pueda actuar al mismo tiempo como un gran “muro de contención” para impedir mayores retrocesos, y como promotor y ejecutor activo de las transformaciones que se propone impulsar.
Este es el gran reto del movimiento, este es el gran reto de las izquierdas en estos momentos. Hoy no estamos cerca de alcanzar esta meta pero es posible hacerlo, para ello es necesario redefinir el papel de los grupos parlamentarios del FAP, reencauzar la acción de los gobiernos estatales y municipales encabezados por los partidos del FAP, revitalizar la acción de las dirigencias de los partidos y concentrar esfuerzos importantes en la organización y la educación cívica de las bases del movimiento.
10. El PRD
La crisis interna en la que se encuentra sumergido el PRD se ve cada vez más difícil de superar. Las prácticas, principalmente de quienes encabezan la mayoría de las corrientes, que en muchos casos son también quienes encabezan las instancias de dirección en los estados y los municipios, se alejan cada vez más de los principios y de la normatividad interna, al grado de que en muchos estados dicha práctica, y por consiguiente la actuación de las estructuras del partido, responden más al interés de los gobernadores del PRI y del PAN que a los intereses del partido y del movimiento democrático en general. La corrupción corre por todos los niveles y se reproduce de muy diversas formas en todas las entidades del país. La pérdida casi absoluta de la vida institucional se expresa, entre otras formas, en la impunidad con la que se cometen todo tipo de faltas a la normatividad interna y que se convierte al mismo tiempo en una situación de total indefensión para los militantes que ven violentados sus derechos al interior del partido.
En la medida en la que avanza la descomposición interna, avanza la pérdida de la capacidad transformadora con la que nació el PRD y con la que contribuyó, durante sus primeros años de vida, en forma importante, a la democratización de nuestro país.
Paradójicamente, el PRD alcanza sus mejores resultados electorales (el 2 de julio) en el momento en el que alcanza también su más grave crisis institucional. En el fondo, lo que esto expresa es que “tenemos mucho pueblo para tan poco partido”.
La única posibilidad de que la transformación del PRD venga desde dentro del propio partido depende de que sus corrientes, o por lo menos una buena parte de ellas asuman una decisión clara y tajante de terminar con la simulación y emprender un trabajo arduo de renovación de las prácticas políticas y de recuperación de la vida institucional. Se requeriría, además, construir acuerdos básicos que permitan dedicar los esfuerzos de las direcciones del partido a la discusión y a la definición de su quehacer para contribuir al movimiento por la transformación del país (no a la permanente discusión de conflictos internos), en un proceso en el que puedan identificarse claramente las diferencias y acordarse las formas de resolverlas.
Para lograr que el PRD haga la contribución que le corresponde en esta etapa y evitar que se convierta, incluso, en un obstáculo para el movimiento, implica reconocer que el PRD si bien es necesario, constituye hoy sólo uno de los instrumentos, no el único ni el principal, para lograr un cambio verdadero en el país. Implica entonces la necesidad de trabajar también fuera del partido y abrirlo para que el impulso del movimiento pueda ser también un impulso para la transformación del partido.
Izquierda Social
Mayo 30 de 2007
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